Camaleónica, la piel absorbe
el tiempo,
segundos, minutos en el vacío de un
instante eterno,
impropio, nunca marcado.
Brisas oscuras se ciernen
sobre cuerpos
desnudos, vomitados a un volátil infinito
infinitamente propio de
voces oscuras.
Contrapuestas sus
borradas sonrisas.
Pintura: Oleg Oprisco.